Esta ruta, estaba prevista para el comienzo del otoño, pero por unas causas o por otras, la fui retrasando.
Hoy festividad de San Valero en la ciudad de Zaragoza, ha sido el momento oportuno para poder llevarla a cabo.
Nos desplazamos hasta la población soriana de Ólvega, localidad natal de Emiliano Revilla y emplazamiento de su famosísima fábrica de embutidos. (Chorizo Revilla) hoy propiedad de Campofrío y dando sus últimas bocanadas de vida, ya que está previsto su cierre a mediados de este año.
Impresionante fábrica, a punto de desmantelarse y pasar a mejor vida. Sus trabajadores en la mayor parte, trabajan ya en una nueva planta de la compañía fabricando pizzas y productos veganos. (Quien te ha visto y quien te ve...)
Pero bueno, sigamos con lo que nos ha traído hasta Ólvega. Y hablo en plurar, porque hoy me acompañan dos atrevidas senderistas. (Merche y Laura)
Dejamos nuestro vehículo en el aparcamiento que a tal efecto hay en las inmediaciones de la Ermita de la Virgen de Olmacedo, patrona de la villa de Ólvega y que tiene la particularidad de ser el último templo románico, levantado en la provincia de Soria.
Está construida en la primera mitad del siglo XIII tiene planta de cruz latina y el retablo mayor es barroco. La consagración de la ermita se fecha en 1270 y fue llevada a cabo, por el obispo de Tarazona.
Justo al lado de la ermita, comenzamos nuestro paseo por la llamada vía verde a la Mina Petra.
El primer tramo, trascurre entre un frondoso pinar y alguna zona residencial, pero enseguida el arbolado es en su mayor parte robles y encinas.
Todos los robles melojos, en esta época están en parada vegetativa y sus doradas hojas, forman en el suelo, una alfombra espesa que tapiza todo el entorno.
El camino, está todo él asfaltado y es cómodo el ascenso hasta la cumbre donde se encuentra la vieja mina. Aún así, imagino el esfuerzo que debía suponer para el tren que accedía por este lugar, para transportar el mineral de hierro.
Al fondo y a nuestra izquierda, deberíamos estar viendo la cumbre del Moncayo, pero una densa niebla sobre ese lugar, nos impide ver su majestuosa cónica figura.
Con paso lento pero seguro, continuamos sin desmayo nuestro ascenso.
La vía verde, es al mismo tiempo circuito deportivo. Hoy no venimos con ánimo de compatibilizar ambas disciplinas deportivas y nos conformaremos con hacer un poco de senderismo.
Durante el trayecto a la mina, son varios los bancos y zonas de descanso. Así también las fuentes, aunque en la mañana de este frío 31 de enero, el agua de ellas, está hecha un bloque de hielo de 8 o 10 centímetros de espesor. (Esto es Soria, a las faldas del Moncayo.)
El espeso bosque de roble rebollo (Quercus pyrenaica) se muestra por estos parajes con sus troncos impregnados de líquenes y envueltos en hiedras, formando un paisaje verde grisáceo.
Mis acompañantes, no han podido resistir la tentación de meterse entre la tupida arboleda y pedir ser retratadas...
Caperucita azulada...
Continuamos nuestro ascenso...
El color de las tierras circundantes ya va cambiando de tonalidad. La mina era de hierro y eso se aprecia ya por doquier.
La Mina Petra, era una explotación de oligisto (hierro de gran pureza) a cielo abierto. Su explotación dio comienzo en 1902, aunque el descarrilamiento del tren minero en 1904 llevó a su cierre.
A mediados de los años cincuenta, volvió a entrar en producción, trabajando en la extracción de mineral más de 300 personas y llegándose a 500 tm /día. En 1.984 los trabajos decaen y cesan definitivamente en 1.994
El trío de excursionistas en el mirador de la mina.
En la mañana de hoy, las aguas de la laguna del fondo de la mina, están completamente congeladas.
El lago esmeralda que en los días calurosos del verano, refresca el alma y los cientos de mariposas que revolotean en sus orillas, hoy 31/01/2022 es una gran placa de hielo blanquecino sin nada de glamour.
Durante el tiempo de explotación, las aguas eran bombeadas al exterior. Debido a los minerales del fondo, el color de la laguna con temperaturas normales, es un precioso verde esmeralda.
Puede observarse, que el desprendimiento de piedras y tierra que se ha producido en días próximos pasados, debido al hielo se ha quedado en la superficie.
La cima nevada del Moncayo, empieza a hacerse visible desde el mirador de la mina. La niebla reinante esta mañana, empieza a disiparse.
Comenzamos el camino de regreso. Al fondo la villa de Ólvega.
Sierra del Moncayo, techo de la provincia de Soria y de todo el sistema Ibérico. El monte imponente, sagrado para los celtíberos, cuna mitológica de los romanos.
Y ya de vuelta a Ólvega, hay que hidratarse y reponer calorías. En Soria, nada mejor que unas ricas croquetas de boletus y sobre todo, TORREZNOS. (Y dimos cuenta de unos buenos platos de ambos)
Al salir de la población. aún me detuve una vez más a retratar la cara sur de la impresionante mole nevada, con sus 2.314 metros de altura. Saludos y hasta la próxima.
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