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viernes, 31 de enero de 2020

Turismo FRIKI

A veces, hacemos turismo por pueblos y ciudades glamurosas y visitamos catedrales góticas o renacentistas. Este jueves 30 de enero de 2020 sin embargo, nuestros dos objetivos turísticos son del llamado turismo friki. Ambos destinos están ubicados en la Comunidad de Madrid, aunque distan entre sí casi 100 km.

Después de algo más de tres horas de viaje, llegamos ante nuestra primera reseña en el cuaderno de ruta. Se trata de la Catedral de Justo Gallego, situada en la localidad de Mejorada del Campo.
 Justo, lleva construyendo su catedral desde el 12 de octubre de 1961. Casi toda ella está hecha de materiales reciclados.
 Está consagrada a la Virgen del Pilar, cuya imagen corona la gran escalinata del lado oeste de la enorme construcción.

 Un día  Justo hizo una promesa; tras dejar el trabajo que tenía como agricultor, y llevado por su enorme fe, se unió a los monjes trapenses de Santa María de Huerta, hasta que 8 años después, enfermó de tuberculosis; durante ese tránsito, le pidió a la Virgen María que le ayudara a superar la enfermedad y que si lo hacía, levantaría una catedral en su honor y con sus propias manos. Ésta es la historia de la Catedral de Don Justo.
 La mayor parte de los materiales de construcción que Justo Gallego utiliza son reciclados. Usa tanto objetos de la vida diaria como materiales desechados por las constructoras y por una fábrica de ladrillos cercana.
 Ocupa un terreno de 4.740 metros cuadrados. Hasta ahora, la catedral mide 35 metros de altura calculados desde el nivel de cota de la planta baja hasta la altura de coronación de la cúpula.
 La obra carece de licencia, planos o proyecto técnico alguno y en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid no hay constancia de registro del edificio, ni siquiera de que se hayan presentado papeles preliminares.
 Para realizar las columnas utiliza bidones de gasolina viejos como moldes, para los pilares usa botes de Cola Cao rellenados de hormigón y una rueda de bicicleta hace las veces de polea.

En el patio interior hay hormigón,  hierros y alambres, dispuestos de una forma especial para dar las diferentes formas. Una de las cosas que más destacan son los ladrillos. Se puede apreciar en toda la catedral, que los ladrillos más "viejos" los que están más abajo, son de forma irregular y unidos unos con otros en un complicado encaje. Estos ladrillos, defectuosos, los recogía Justo Gallego en una fábrica cercana que los desechaba.
Se puede apreciar fácilmente, como en el interior de algunas columnas hay  incluso hasta cañas...
 Se trata de un templo de planta basilical clásica. De las tres naves, la central es más ancha que las demás, siguiendo el esquema básico de una catedral. Todas ellas están cubiertas por bóvedas de medio cañón, que actualmente en fase de construcción por lo que se podía ver el modo de realizarlas, con alambres curvos y hormigón. Para realizar los techos, Justo Gallego utilizó un material ligero, a modo de grava, que actualmente se usa con el hormigón en construcciones contemporáneas para dar más ligereza a los edificios.
                       Frente al altar, las escaleras de acceso a la cripta de la planta inferior. 
Hay una gran cantidad de bustos que decoran la parte superior de la catedral, al lado de la cúpula que recuerdan mucho a las esculturas que se ponían en los edificios renacentistas.
Cuenta con todos los elementos de una catedral clásica: cripta, claustro, escalinata, arcadas, pórticos, escaleras de caracol, etcétera. Esta obra está dedicada a la patrona de la Hispanidad, la Virgen del Pilar.

Por la complejidad para erigirla, la cúpula de la catedral es uno de los elementos arquitectónicos más llamativos. Se puede apreciar muy bien desde una zona privilegiada del patio anterior.

El autor del reportaje y mi ayudante.
 
 
 
 Las barandillas y algunas uniones están hechas con hierros de obra que parecen haber sido desdoblados al recogerlos de vertederos, unidos con hormigón, y rodeados de trozos de cable de electricidad o cualquier trozo de goma.
 
 
 
 
 
 
 
 
 Pueden apreciase las dimensiones del templo, al ver lo que ocupa el camión y el turismo  que hay a su derecha.
 
 
Vista general del ala norte del templo.
Otra vista más general de la fachada principal.
Acabada la detallada visita al monumental recinto, volvemos a nuestro Opel Moka y emprendemos viaje hasta la localidad  de Villa del Prado. Ésta se encuentra a más de 90 km de donde estamos, más los 5 km  después a los que se encuentra  nuestro próximo objetivo "frikiturístico" (El Alamín.) Además hemos de cruzar toda la  gran urbe con sus innumerables ciudades dormitorio, autovías, autopistas etc.
El Alamín, uno de esos pueblos abandonados que estremece con cada paso que das. Un pueblo con una vida corta pero la leyenda que acompaña cada rincón es intensa. Decenas de leyendas rodean cada piedra del poblado que ya ha perdido la principal de sus batallas: la despoblación.
 Una agricultura en decadencia propició que los dueños no consideraran rentable la producción, por lo que muchos jóvenes decidieron marcharse. El Alamín quedo despoblado a principios de los 2000 cuando los últimos habitantes que aguardaban su jubilación decidieron partir hacia Villa del Prado y Madrid.
 Se halla rodeado por los hermosos parajes de la Cuenca del Alberche, y fue creado para que vivieran en él los jornaleros que trabajaban en una extensa finca que había en la zona, y que llevaba el mismo nombre que la localidad, Finca El Alamín.
 Algo que puede llamar la atención de este pueblo es la corta vida que tuvo, ya que fue fundado, por el conde de Ruiseñada, a mediados del pasado siglo XX. Era una pequeña población dependiente del municipio de Villa del Prado, que constaba de unas cinco calles y una plaza, y que en su época de máximo esplendor llegó a contar con escuela, iglesia, oficina de correos, bar e incluso peluquería, así como también unas 40 casas que eran ocupadas por los jornaleros y sus familias de manera gratuita, debiendo abonar solamente los gastos de luz.
 
 Las casas eran casi todas de una planta y con porche, aunque para algunas familias numerosas las había de dos plantas.
 
Pese a la apacible vida que los habitantes de El Alamín llevaban, el trabajo empezó a escasear pronto, y uno tras otro fueron buscando otros destinos más prometedores, quedando el pueblo abandonado hacia el año 2.000.
El pueblo ha sido vandalizado por los grafiteros. También por los aficionados del paintball. Hasta la campana de la iglesia fue robada hace tiempo.
 
 




 Sobre él pesan multitud de leyendas que abarcan apariciones, peleas entre vecinos que nunca se produjeron e incluso extrañas muertes. La Sociedad Española de Amigos del Misterio y de la Parapsicología ha descubierto nuevos datos que desmienten rotundamente estas leyendas
En una de ellas cuentan la historia de dos familias se enfrentaron entre sí por tierras y algunos problemas sentimentales. Las familias llegaron a la sin razón y hubo varios asesinatos entre varios de los miembros. No se ha podido contrastar ningún dato de esta leyenda, además, entrevistando a población local estos nos desmienten rotundamente los hechos.

 La segunda de las leyendas que se escuchan por la red, es la que protagoniza la iglesia del pueblo, la cual cuenta como un antiguo párroco vaga por las inmediaciones. Cuentan que este fue asesinado también de una forma brutal en la guerra civil. Esta leyenda todavía es más falsa, ya que el poblado fue construido en 1948 por el Marqués de Comillas para los trabajadores de una fábrica y nunca ningún cura vivió en el Alamín, ya que ese venía de Villa del Prado para dar misa, casar, bautizar y comulgar a los vecinos de este pequeño enclave.
 Lo que parece que sí es cierto es que algunos grupos han ido a la iglesia a realizar extraños ritos y cultos. Algunos han ido a realizar sesiones espiritistas y otros quemaron todos los bancos de la iglesia pudiendo haber causado un desastre irreversible. Los daños se completan con la pila bautismal con restos de hoguera, el altar deteriorado y las imágenes arrancadas. Una verdadera pena que haya gente que no respete nada.
Altar mayor de la antigua iglesia.
 Vista de la iglesia por su lado oeste, desde la gran plaza cuadrada con la fuente octogonal en el centro.
                     Edificio de las antiguas escuelas y convento
 
La antigua fuente octogonal en el centro de la gran plaza.
Placa del nombre de la plaza y propietario del pueblo. Marques de Comillas.






 La última familia que abandonó el pueblo lo hizo en el  año 1996. Muchos de ellos habían sido bautizados en el pueblo y otros habían nacido allí. Muchos recuerdan tiempos felices, muchos años de convivencia con sus vecinos. Una vez más las comunicaciones hicieron que una bonita población quedara abandonada de la mano de Dios.
 Todas las casas tenían un corral en el que los moradores tenían un pequeño huerto y algunos animales.

 Todas las viviendas disponían de sanitarios  y agua corriente y electricidad.








 El pueblo es de propiedad privada y recientemente ha sido vallado todo su perímetro. Ayer tuvimos la suerte de coincidir con sus dos vigilantes y accedieron amablemente a permitirnos el acceso  y poder fotografiar el presente reportaje. Nos cuidamos muy bien de seguir las recomendaciones de no entrar en algunos edificios que amenazan ruina.


Y así, una vez satisfecha nuestra curiosidad  de visitar estos dos lugares pintorescos y por supuesto bastante FRIKIS,  emprendimos el viaje de regreso a Zaragoza. Después de casi 800 km. 11 horas  fuera de casa y miles y miles de coches en los aledaños de Madrid y cientos y cientos de camiones en la carretera, llegamos a nuestra casa.
Espero que os haya gustado. Saludos cordiales.