Motor, senderismo y otras maneras de pasar el rato...

jueves, 21 de noviembre de 2019

Ruta circular por TOSOS

A pesar de que  la ciudad de Zaragoza, ha amanecido cubierta de una densa niebla, hemos acudido a Tosos, como teníamos previsto. Aquí sin llegar a lucir un sol pleno, la mañana resultaba ideal para caminar. Nada de viento ni frío para la época del año en que nos encontramos.
Después de aparcar el coche en el pueblo y tomar un rico café en el casino, emprendemos la subida por la carreterilla que lleva al pantano. Ésta discurre por la margen izquierda del Río Huerva. En sus primeros km. está asfaltada, aunque debe ser la capa de brea que le pusieron cuando terminaron el pantano en la década de los años 40 del siglo pasado.
Cuando apenas hemos recorrido un par o tres km, nos encontramos uno de los varios carteles indicativos que nos recuerdan que estamos ante el desvío que nos llevará hasta la antigua fortaleza medieval llamada La Casaza.
 Sobre un alto situado en la margen izquierda del Huerva, se alza esta torre de mampostería con planta poligonal irregular, de siete lados y distinta longitud que data del siglo XIII. Por el lado más accesible, una rampa formando zigzag cruza la ladera y lleva hasta la puerta de ingreso, ya muy deformada.
 Dispuso de un recinto fortificado, del que aún quedan importantes restos y que la rodeaba excepto por el lado que mira al cauce del río, pues la propia pared de la torre se alza sobre el acantilado. En dicho recinto subsiste un portillo en arco de medio punto que comunicaba el exterior con el subterráneo.

 Al interior estaba dividida en dos estancias, separadas por un paredón que presenta una ventana y la puerta de comunicación en arco rebajado. En la estancia principal quedan vestigios de las tres plantas.

 La estancia contigua es más pequeña y sobresale en altura formando una pequeña terraza sobre la otra. Sus paredes están enlucidas.

 Esta puerta daba acceso a la estancia subterranea que tenía el castillo.
     Mi compañero de aventuras.
Vista desde lo alto del castillo, de la ribera del Huerva, encajonada entre los dos macizos de sus margenes. 
Dejamos atrás La Casaza y regresamos a la vía de acceso al pantano. Pronto deja de ser asfaltada y se convierte en una pista de tierra que en general está bastante bien para la practica del senderismo.

 Todo el trayecto hasta la presa, está repoblado de pinos. El caminar en esta serena mañana de noviembre por estos parajes es muy placentero

 Tomamos en la última bifurcación, el camino que lleva a la presa. A orillas de él, discurre un profundo arroyo y el camino está salvaguardado por antiguos pretiles de hormigón.
 El otoño ha cambiado muchos de los tonos verdes de estaciones precedentes y el campo luce en árboles y arbustos tonos rojos y cobrizos espectaculares.
 Antes de acceder al pantano, hemos de pasar por un túnel excavado en la roca.
Los dos andarines a la entrada del túnel.
Estrecha carreterilla encima del embalse. A nuestra izquierda, el rio, a la derecha el Pantano de Las Torcas.




El nivel de agua embalsada, calculo que estará  un poco   por encima del 50%. Esperemos un invierno algo más húmedo.
 Nos disponemos a cruzar el río aguas  abajo de la presa. El camino de retorno, lo realizaremos por una bonita senda, que discurre por la margen derecha.

 Este pequeño puente es el que nos da acceso a la margen derecha.
 El otoño y las lluvias de días pasados, hacen que nuestro caminar por estos parajes nos permitan oler  y transportarnos a un auténtico bosque.

El caudal del río es bastante escaso, aunque algunas pozas mantienen muy buen nivel. 

 Mi acompañante aprovecha que me paro a hacer estas fotos y me adelanta velozmente... (no sabe la sorpresa que le espera en siguiente  tramo de río)
 Nuestra senda se acaba y debemos seguir por una pequeña vía ferrata para salvar a la izquierda el agua del río y a la derecha una inmensa mole de piedra.
 Bueno, somos algo mayores, pero nos mantenemos en buena forma física y un pequeño contratiempo no hará que nos tengamos que volver. Adelante por el cable de acero, faltaría más.
        Prueba superada!!
 Ahora, volvemos a darnos de frente con La Casaza. Esta vez desde la otra margen del río y por la pared que cuando la hemos visitado, no hemos podido apreciar.

          Majestuoso e inaccesible por esta cara este.


   Nuestra senda cada vez discurre por parajes mas bucólicos y casi mágicos. Las  hiedras se han apoderado de algunos grandes ejemplares de chopos. 
Lo mismo sucede con musgos y líquenes...

La cartelería indicando los distintos PR está bastante bien conservada y ayuda en cruces e intersecciones de sendas. Nosotros tomamos el camino del medio. (Tosos, por Piedra Tajada)
 Que por cierto, no sé ese nombre a que será debido...


    Mi amigo entrando en el gran "tajo" de Peña Tajada.


Ahora toca un rato de sufrimiento relativo. Lo digo porque aunque el camino hasta el pueblo es todo bajada, el agua de días pasados ha encharcado gran parte del recorrido. Eso unido a varios tramos de tierra arcillosa que hemos de pisar, hacen muy resbaladizo los últimos dos km de ruta.
 Bueno, esto se acaba por hoy. El río discurre sereno aguas abajo y el otoño se adueña  y cambia el color, de las hojas de los arboles. Primero les muda el color y después las hará caer.
 Llegando de nuevo a Tosos por la margen derecha. Cruzamos el río y vamos en busca de nuestro coche.
Bonita y recoleta plaza donde habíamos aparcado. Hasta la próxima. Espero os guste el relato.