Motor, senderismo y otras maneras de pasar el rato...

jueves, 26 de noviembre de 2020

Por la estepa zaragozana.


Como el confinamiento actual, nos impide realizar rutas fuera del perímetro municipal, para esta mañana de noviembre, habíamos preparado una marcha, por los alrededores de Torrecilla de Valmadrid, uno de los barrios rurales más alejados de nuestra ciudad. (23 km)
Al levantarnos, comprobamos con  desagrado la espesa niebla que nos invade, por tanto y en espera de que levante un poco, en nuestro camino de ida a  Torrecilla de Valmadrid nos entretenemos haciendo fotos en El Parque Tecnológico del Reciclado. (Que a pesar de ese pomposo nombre, no pasa de ser un polígono industrial más)
En su calle principal, hay tres rotondas que  merecen la pena retratar. Como además, mis dos acompañantes, no las conocían, así matamos dos pájaros de un tiro.

Laura, intentando parar la noria...
Aquí, sentada debajo de  África. (A ella, le gusta más Asia...)

Y hablando de pájaros. En todas las farolas, una pareja de cigüeñas.


La tercera y última rotonda. De aquí, directos a la estepa...
Al llegar a Torrecilla, la primera visita que realizamos, es al Parque de La Balsa.
Este recinto, es una "escuela" de la vida esteparia al aire libre. Merece la pena una visita.
En él, vemos plantas y  siluetas de aves propias de la zona, debidamente  enumeradas con su correspondiente cartelería.

La balsa que da nombre al lugar, se llena con aguas de escorrentías. En esta ocasión y a pesar de las escasas lluvias,  muestra un nivel acuático, bastante aceptable.
Aneas y carrizos casi ocupan toda la superficie de la charca. En segundo plano, el pueblo.
Un descanso y algo de postureo, debajo de la figura del búho.
  
Iglesia de Nuestra Señora de La Asunción. La torre está bastante deteriorada.

Cartel explicativo de la ruta. En realidad, nosotros haremos una ruta alternativa andando y luego, sí que regresaremos a Zaragoza monte a través por ese "Camino viejo de Zaragoza a Torrecilla" que es la ruta CR-41 que anuncia el cartel.
Uno de los múltiples hornos de yeso que se encuentran por la zona. A ésta actividad se dedicaron durante muchos años los habitantes del pueblo.
Pozo en las proximidades del pueblo, con una cincuentena de metros de profundidad. Y tenía agua...
Dejando atrás Torrecilla (y la niebla) camino de Las Planas.
Escacez de vegetación en los montes estaparios. Solo romeros, esparto y tomillos, son abundantes.
La flora comparte importantes afinidades y especies con las estepas del norte de África
y de Asia central. Las estepas son consecuencia de la interacción del clima, el suelo y el pastoreo.
Extensas llanuras y cerros desarbolados, sin vestigios de vegetación arbustiva o leñosa de cierto porte.
La estepa se desarrolla en relieves suaves o alomados, sobre suelos carbonatados,
yesíferos o margosos. Sus especies, muy poco vistosas, están adaptadas a
sobrevivir en suelos pobres y salinos, donde la escasez de agua es norma, así
como la fuerte evapotranspiración y las importantes diferencias térmicas. 
Con suave desnivel, pero sin parar de subir desde que hemos empezado la marcha...
Vamos dejando atrás al mismo tiempo la impertinente niebla.
Ya el pueblo ha desaparecido  de nuestra vista entre la bruma.
Cartel "artesanal" seguro que realizado por los ciclistas de BTT. Nos indica que nos quedan 2.8 km aún, para remontar las cuestas que nos llevarán a la Plana.


Algunas de las vaguadas, son cultivadas. Aquí, reciben el nombre de vales.
De ahí le viene el nombre al pueblo: Torrecilla de Val Madrid.

A medida que vamos ascendiendo, la vegetación es más abundante y pasa a ser la propia de un clima Mediterráneo. Los pinares son termófilos, siempre escapan de las inversiones térmicas y de las heladas
que se desarrollan en invierno en el fondo de los valles. Crecen espontáneamente,
con relativa facilidad, entre los 500 y 700 m de altitud. 


Aquí ya encontramos jaras blancas,
Espino negro,
Romero,
Asnallo,
Enebros y sabinas...
Y sobre todo, pino carrasco.


Y andando  andando,  hemos llegado a nuestro lugar del almuerzo. El Mirador de La Plana.

Frutos secos, plátanos y mucho agua para hidratar.

Y ya regresando a base...
Aquí a más de 500 metros, luce un sol espectacular, pero abajo en el valle continua la espesa niebla.




Ya casi llegamos a las calles de Torrecilla de Valmadrid. Ahora nos encontramos de frente con los restos de su antiguo castillo. En el siguiente vídeo, podrás hacerte una ligera idea de lo desertico de la estepa zaragozana. Nos trasladamos por un camino de tierra, en bastantes malas condiciones, desde Torrecilla hasta la ciudad de Zaragoza por los llamados Montes de Torrero, coincidiendo en la mayor parte por una antigua cabañera. (Cañada real) por la que han transitado rebaños  de ganado hasta hace unos pocos años en su ruta trashumante desde el Pirineo oscense.